En un mundo cada vez más moldeado por la tecnología, la inteligencia artificial (IA) ha irrumpido en un terreno sensible: el duelo. La capacidad de generar imágenes, texto y videos realistas a través de IA ha dado pie a una nueva tendencia en China: la clonación de voz y rostro de personas fallecidas para crear chatbots que interactúan con sus seres queridos.
Empresas como Fushouyuan, una funeraria china, ofrecen este servicio a través de su plataforma “AI-powered Memorial Service”. Los usuarios pueden subir fotos y grabaciones de voz del difunto, y la IA se encarga de crear un avatar realista que imita su apariencia y forma de hablar. Estos chatbots pueden mantener conversaciones, responder preguntas e incluso cantar canciones, ofreciendo a las familias una forma de “reencontrarse” con sus seres queridos.
¿Consuelo o espejismo digital?
Si bien la idea de revivir a un ser querido a través de la IA puede resultar atractiva para algunos, la práctica no está exenta de controversia. Expertos en psicología y ética advierten sobre los riesgos emocionales y psicológicos que esta tecnología puede conllevar.
Nathan Mladin, investigador del grupo de expertos cristiano Theos, señala que “si no pasas página, puede ser muy doloroso. Estos bots pueden impedir que las personas reanuden su vida”. Mladin teme que la interacción con un avatar de IA pueda retrasar o incluso impedir el proceso de duelo natural, generando una peligrosa dependencia emocional.
Por otro lado, Ting Guo, profesora de cultura y estudios religiosos en la Universidad de Hong Kong, destaca el contexto social y cultural en el que esta práctica cobra auge en China. “El control que ejerce China sobre la religión ha hecho que muchos se queden sin opciones en lo que a explorar el espiritualismo y otras religiones se refiere”, explica Guo. “Además, China carece de recursos públicos disponibles para el duelo, por lo que estas alternativas son algunas de las pocas con las que cuentan sus ciudadanos”.
Un debate en curso
La clonación de voz y rostro de difuntos con IA abre una caja de Pandora de cuestionamientos éticos y psicológicos. ¿Es ético “revivir” a una persona a través de la tecnología? ¿Qué impacto tiene esta práctica en el proceso de duelo? ¿Cómo evitar que la dependencia emocional hacia un avatar de IA afecte la salud mental de las personas?
El debate está lejos de zanjarse. Mientras la tecnología avanza a pasos agigantados, la sociedad se enfrenta al desafío de encontrar un equilibrio entre las posibilidades que ofrece la IA y los valores humanos que deben guiar su uso, especialmente en un ámbito tan sensible como el duelo.
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